
CREAR, CONSERVAR Y RESTAURAR
CREAR:
Crear es una de las características que definen al ser humano, sin importar la edad, ni el género, ni ninguna otra condición, ya que los individuos siempre están desarrollando ideas que más tarde plasmarán en planes y en un momento determinado llevarán a la práctica. En el proceso creativo no hace falta más que imaginación, determinación y sensibilidad, actitudes que en conjunto permiten desarrollar algo interesante para quien lo crea y aquel que lo observa.
Este proceso constante de creación mental y física conduce a diferentes alternativas de solución a problemas reales, las cuales permiten el avance y progreso de la civilización. Cada idea materializada, grande o pequeña, es un escalón que suma a la construcción de proyectos más complejos a nivel global, que redundan en el beneficio colectivo.

CONSERVAR:
Define al conjunto de acciones interdisciplinarias que tienen por objeto evitar el deterioro de las creaciones materiales del ayer, que hoy constituyen el patrimonio cultural a nivel individual y comunitario. Las tareas en este sentido permiten que los bienes muebles se transmitan a las generaciones futuras manteniendo toda la riqueza de características que le confieren autenticidad y valor cultural. La conservación se integra con acciones preventivas, curativas y de restauración.
RESTAURACIÓN:
Dentro de las tareas de conservación, este conjunto de acciones se destacan, porque actúan directamente sobre el bien mueble como una medida extrema para salvar la materia que lo compone. Estas actividades se aplican sólo cuando el patrimonio se encuentra ante un inminente riesgo de pérdida parcial o total de su significado o de sus características originales. La intervención debe hacerse de manera científica y rigurosa, con un estudio previo de la pieza que permita conservar su estado físico, pero también develar su historia desde su creación al momento actual.